Fuente: Hoac de Córdoba
Sin avisar, evitando ser el centro de ninguna atención, sin hacer el
más mínimo ruido… nuestro consiliario Rafael Caballero, nuestro hermano
militante en la HOAC de Córdoba, desde hace tantos años, nos ha dicho
adiós.
No nos lo podíamos creer, pero mediada la mañana del lunes 2 de
febrero nuestros whatsapps escupían una noticia imposible de asimilar a
primera vista. ¿Cómo es posible? ¿Que Rafael…? ¿Pero así, de repente?
El fin de semana anterior, vivimos juntos un cursillo de formación de
la HOAC, (cursillo de antropología), en el que, entre otras cosas,
profundizamos largamente sobre lo que significa llegar a la plenitud de
vida en Cristo. Hablamos de la resurrección del cuerpo y el alma,
indagamos en el sentido cristiano de la finitud de la vida terrena.
Dialogamos sobre el Amor de Dios y también sobre cómo aprovechar la vida
que tenemos. Somos tiempo, y debemos aprovecharlo gastándolo en los
demás. Especialmente en los empobrecidos del mundo obrero y del trabajo.
Es la mejor manera de ser feliz, aunque este sistema en el que vivimos
nos haga creer lo contrario.
Parece que el Padre nos estuvo preparando para lo que iba a venir
apenas unas horas después. Para colmo, Rafael… nuestro Rafael, fue el
encargado de presidir la Eucaristía… Su última eucaristía. Fue una gran
despedida… aunque entonces no lo sabíamos.
Hoy comentábamos todo esto por las salas de su parroquia. Estábamos
gente de HOAC, de su antigua parroquia de Puente Genil. Amigas y amigos
de otros movimientos y realidades eclesiales. Familiares… Y éramos
como una sola persona. Sin creérnoslo aún. Echando ya de menos su
carcajada contagiosa… y sintiendo su resurrección.
Porque quien se ha dado a los demás durante toda su vida… resucita.
Quien ha sembrado conciencia de la dignidad humana a su alrededor… resucita.
Quien ha hecho protagonistas a las personas de sus propias vidas… resucita.
Quien ha optado por los empobrecidos y los ha hecho el centro de su actuar evangelizador… resucita.
Quien se ha desvivido por los demás… resucita.
Eso es lo que podemos decir hoy de ti Rafael. Sabemos que ya has
resucitado en todas las semillas del Evangelio que has ido esparciendo a
tu alrededor a lo largo de tu tiempo… de tu vida.
Siempre caminaremos a tu lado.
La HOAC de Córdoba.